SOLAMENTE MUERO LOS DOMINGOS… Y LOS LUNES YA ME SIENTO BIEN.

Días para darte cuenta lo patética que es tu vida, para reflexionar acerca de lo que no tenés, lo que fue y no fue, lo que puede ser, y lo que no será.

En días como éstos, me dan ganas de quedarme en casa, comer como chancho, fumarme 2 atados, y simplemente esperar a que llegue el Lunes. Es medio tonto, pero apenas son las 00:00, mi ánimo cambia.

El Domingo no tiene sinónimos; es sólo Domingo, no existe, es una farsa, es sólo un ínterin entre el Sábado y el Lunes. Dejas lo que no podes hacer en la semana para este día, pero, una vez que llega, te das cuenta de todo lo que tendrías que hacer, y no lo haces, por lo tanto te odias por no hacer nada…

Es sabido que en la televisión, la programación es más basura que lo habitual… películas del tiempo del pedo, vistas 400.000 mil veces… afortunadamente, soy una de las pocas personas que viven sin ese tipo de contaminación visual. Tampoco entiendo a los que se empotran en un sillón a mirar football (o fútbol) y con amigos, ¿cuál es la onda?, ¿deprimirte pero acompañado, fomentando la panza de cerveza con una picada?

Si tengo la dicha de estar fuera de casa en horarios de almuerzo, veo a las familias que armoniosamente disfrutan de sus comidas dominicales… 2 platos y hasta postre, y empiezo a sentirme mal, a recordar lo que nunca tuve…

Cuando vivía con mi familia, estos días eran malditos, lo único que se tenía eran 3 peleas en remplazo de la comida; una con mi vieja, otra con mi viejo y para completarla con mi hermano.

De adolescente, los domingos empezaban tarde; siempre con una resaca de la puta madre, a la hora que me levantaba, ya era tarde para hacer cualquier cosa…

Desde que vivo con frente a la calle, maldigo a los hijos de re mil puta de los testigos de Jehová que tocan la puerta las 9 de la mañana para hablarme de la “verdad”, para salvarme. He encontrado la solución; apenas me dicen hola, abro la ventana y le digo: estoy cojiendo con mi amante, no me molesten. Sin decir siquiera palabra alguna, se retiran.

También detesto las malditas llamadas, especialmente cuando quieren venderme una mierda que no necesito, o que ya tengo. De por sí, me cagan el día, me malhumoran de una manera indescriptible, odio a los telemarketer. Ni hablar de las llamadas mañaneras de mi vieja; sí, estoy despierta desde temprano, pero no quiero hablar de lo que pasa en un lugar donde ya no vivo.

Y para terminar, lo hago con los que estuvieron de joda. Son tan pelotudos que ni para ponerla sirven; siendo las 6-7 de la mañana se estacionan cerca de casa, con el auto, claro está, todo “tuneado” y con los parlantes a todo raje, escuchando reggueton o una cumbia de mierda. A todos ellos les pregunto, ¿por qué no se buscan una mina y la ponen al compás de su música en sus autos tuneados? No, les parece mejor romper las pelotas con una caja de tetrabrick en mi vereda.

Mañana me junto con un nuevo amigo, espero que mi karma dominguera dé un giro de 180°…