20/3/09

EL PRINCIPIO 90/10, POR STEPHEN COVEY

Hace unos días, una gran amiga me mandó este principio. Me parece interesante y pienso aplicarlo, total, pierdo nada con probarlo, lo único que hace falta es voluntad para darme el permiso de vivir la experiencia. Pienso que todo lo que damos, hacemos, decimos, o pensamos, es un boomerang que, tarde o temprano, regresa...

El 10% de la vida está relacionado con lo que nos pasa. El restante 90% por la forma en que reaccionamos a eso que pasa. O sea, nosotros realmente no tenemos control sobre el 10% de lo que nos sucede.

No podemos evitar que el auto se rompa, que el avión se retrase, que nos sorprenda la lluvia, o que un conductor pueda obstaculizarnos en el tráfico. El otro 90% es diferente; solamente uno lo determina. ¿Cómo? Con nuestra reacción.

Un ejemplo.

Estás desayunando con tu familia. Tu hija tira una taza de café y salpica tu camisa de trabajo. No tenes control sobre lo que acaba de pasar. Lo siguiente que suceda será determinado por tu reacción. Puteas y regañas severamente a tu hija porque te tiró la taza encima. Ella se pone a llorar. Después de retarla, miras a tu esposa y la criticas por colocar la taza demasiado cerca de la orilla de la mesa. Seguís puteando y te vas a cambiar la camisa. Cuando regresas, encontras a tu hija demasiado ocupada llorando terminándose el desayuno y arreglándose para ir a la escuela. Ella pierde el colectivo. Tu esposa debe irse inmediatamente para el trabajo. Te apuras y llevas a tu hija a la escuela. Como ya es tarde, manejas a todo lo que da. Te comes una multa, tu hija llega tarde a la escuela, y se va sin decirte adiós.

Después de llegar al trabajo 20 minutos tarde, te das cuenta que se te olvidó el portafolios. Tu día empezó terrible. Y parece que se pondrá cada vez peor. Ansías regresar a casa. Pero cuando llegas a tu casa te encontras con que tu esposa e hija están distantes. ¿Por qué? Todo fue debido a la manera en que reaccionaste esa mañana.

¿Por qué tuviste un mal día? ¿Culpa del café? ¿De tu hija? ¿Del policía que te multo? ¿O vos lo causaste?

Ciertamente, no tenías control sobre lo que pasó con el café. Fue la forma en cómo reaccionaste esos 5 segundos lo que determinó el cauce de tu mal día.

Esto es lo que debería de haber sucedido.

El café te salpica. Tú hija está a punto de llorar, entonces gentilmente le decís: “no te preocupes, sólo necesitas tener más cuidado la próxima vez”. Después de ponerte una camisa limpia y tomar tu portafolio, regresas al comedor, miras a través de la ventana y ves a tu hija tomando el colectivo. Ella voltea agradecida y te dice adiós con la mano.

¿Se ve la diferencia? Dos escenarios diferentes. Ambos empezaron igual y ambos terminaron diferente. ¿Por qué? Porque no tenés el control sobre el 10% de lo que sucede en la vida, pero sí del otro 90%, que es determinado por tu reacción.

3 comentarios:

P.E.P.E. ® dijo...

me encanto aquello.

Yoyi dijo...

Me parece interesante, estuve leyendo un poco más en mis tantas horas de alpedismo nocturno, y encontré algo similar con los recuerdos.
Todavía no proceso la idea de que quiero escribir.
Ojalá te sirva.

P.E.P.E. ® dijo...

me sirve,
creelo