7/4/09

VEJETE QUERIDO

Después de la muerte del Vejete, mi amigo, gran amigo, profesor, compañero de trabajo y mi confidente, no puede volver a entrar a su casa. Cada vez que paso, doy vuelta la cara, no soporto saber que no está más, que no le puedo hablar, que no puedo tomar con él, que no puedo romperle las pelotas y que no puedo abrazarlo.

La cuestión es que acabo de ver una foto de la perra que era de él y me está haciendo recordar muchas cosas.
La cantidad de mañanas, tardes y noches juntas, los pendejos hijos de puta que iban a clases de apoyo, el maldito desorden, la tozudez, su amistad…

Pensé o creí haber superado su ida, pero no. Confieso que mientras escribo esto, estoy llorando de bronca, de impotencia, de angustia. Me doy cuenta de que extraño todo eso, y que a la vez quiero decirle que lo odio, por pelotudo, por no haberse cuidado más.

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